Capítulo siete. –Let me die - Parte I.
''Give me love like her, cause lately i've been waking up alone. Paint
spotted tear drops on my shirt, Told you i'd let them go.''-Ed Sheeran.
El lunes a la mañana fue una tortura para Paula.
La noche del domingo, ella deseo que el tiempo se detuviera ahí, y que
sea siempre de noche, o que el fin del mundo se produjera en ese mismo momento
pero nada pasó.
Emma le llamó al teléfono unas diez veces y Paula, contestó a la décima
vez.
La rubia le contó que Sandy no estaba en el Instituto, le había
preguntado a la mayoría de los Estudiantes, y ella también recorrió la escuela
entera, y no se encontró con ella, ni con sus clones.
Paula seguía teniendo medio, su estómago se retorcía cada vez que
pensaba en aquello.
Después de veinte minutos de dar vuelta por toda su habitación, buscó
ropa para cambiarse.
Un pantalón negro y una remera del mismo color que decía “New York
City”, tomó sus converse blancas, y se las colocó.
En cinco minutos empezaría su clase, y recién salía de la casa, no iba a
llegar. Sus ánimos estaban por el suelo, y la idea de que si llegaba a ir le
lastimarían, no era buena. Así que todo estaba en su contra.
Acomodó su morral, la cinta que le atravesaba el pecho, le molestaba… Y
sus anteojos, igual. Aún no le dieron los nuevos lentes de contacto que
encargó, los otros estaban por algún lado del salón, era imposible encontrarlo.
Tenía los ojos de su madre, y esa era una de las tantas razones por las
que no le gustaban. Le recordaban a ella, y eso significa sentir pena, dolor, y
sufrir porque no está más.
Entre pensamientos, y discusiones con su mente, llegó a la escuela.
Hace quince minutos que la clase había empezado.
La mandarían a castigo si entraba ahora pero, prefería eso antes de
encontrar a Sandy con sus clones intentando pegarle.
Cuando sintió una mano en su hombro, un escalofrío le recorrió el cuerpo
de arriba abajo. Se tensó, rogó que no fuera Sandy, y así fue…
Era Pedro. Paula rodó los ojos cuando le vio con una sonrisa maliciosa
en la cara. Movió su hombro quitando la mano de él.
—Has venido, perrito. —Le acarició la cara y le sonrió.
Y ahí fue cuando Paula empezó a temblar.
Estaban en medio del pasillo que conectaba a todos los otros.
Por uno de estos, salió Sandy con sus clones, quienes estaban vestidas
con su uniforme de porristas.
Sandy se acercó a su novio, y le besó, se veía ambas lenguas jugar una
con la otra. Pedro le tocó el trasero, levantando su vestido, y ella, llevó sus
manos por debajo de su remera.
Se despidieron, y Pedro miró a Paula una última vez para luego, darse
media vuelta e irse por un pasillo.
—Que valiente que resultaste ser, Paula. —Dijo Sandy caminando alrededor
de ella con los brazos cruzados por su pecho.
Paula respiró profundamente.
« No. Por favor. No. »
—De todas maneras, si hoy no venías al Instituto, te iríamos a buscar.
— ¿Qué van a hacerme?
—Algo que te quedará marcado de por vida, cielo.
{…}
La mochila de Paula estaba tirada en el piso cuando Emma la encontró.
Cuando alzó la vista vio a Pedro caminando con sus manos en los bolsillos, tomó
el morral de su amiga y caminó hacia él. Le pegó con el mismo en medio del
pecho.
El chico levantó la vista, y encontró a la rubia con el ceño fruncido.
Después miró hacia lo que sostenía, y entendió que estaba buscando a su amiga.
Pedro negó con la cabeza, y levantó los hombros. Siguió caminando.
— ¡Para ahí! —Le gritó.
Caminó donde él.
—Sabes dónde está, y me lo vas a decir, Alfonso. —Se le acercó.
Pedro rió con ganas, y se alejó.
—Rubia, no sé dónde está…
Emma soltó una carcajada, y cuando él empezó a caminar de nuevo, ella lo
tomó del brazo, y le detuvo.
—Me dices donde está, o yo lastimaré a tu novia hasta que se quede sin
su cabellera. —Le guiño un ojo, y Pedro negó con la cabeza con una sonrisa en
la cara.
{…}
Pedro la condujo hasta el lugar donde le dijo que estaba. Cuando
llegaron, encontraron a Sandy sacando una navaja pequeña de su bolso, y le
apuntó.
Paula tenía moretones en la cara, y en el cuello, en los brazos, y su
remera estaba toda rota, sus zapatillas pasaron a ser grises al igual que su
pantalón.
Tosía con dificultad detrás de las vallas de la cancha de futbol.
La boca de Emma cayó hacia el suelo al igual que la que Pedro.
Emma soltó el bolso y salió corriendo en busca de su amiga, empezó a
gritarle a Sandy hasta que ella se dio media vuelta.
Paula estaba casi inconsciente en la tierra.
— ¡Te acercas y se la clavo! —Gritó Sandy con furia.
La rubia paró en seco, y casi cae.
Tenía lágrimas en los ojos, se dio media vuelta para ver a Pedro pero,
él ya no estaba. Se había ido.
—Maldito imbécil. —Susurró.
— ¡¿Qué haces aquí?! ¿Quieres sufrir también? —Dijo Sandy y volvió a
pegarle una patada a Paula.
Pedro llegó por detrás de Sandy, y la abrazó. Susurró algo a su oído, y
tiró la navaja lejos. Ahí fue cuando Emma corrió hacia Paula. Al llegar, se
tiró a su lado, y tomó su pulso.
Respiraba.
Cuando subió la mirada, los cuatro ya no estaban.
Una lágrima cayó por la cara de Paula.
—Quiero morir. —Dijo, y luego tiró la cabeza para atrás.
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Sigue →
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