CAPITULO 26
-Disculpa.- dijo ella con las mejillas sonrosadas a causa del frio y lo esquivo, pero él la detuvo.
-Disculpa.- dijo ella con las mejillas sonrosadas a causa del frio y lo esquivo, pero él la detuvo.
-Paula... ¿Qué haces
aquí? Sola.- dijo Pedro confundido mirándola, pero ella simplemente miraba al
piso.
-solo caminaba.- dijo
ella evitando mirarlo aun.
-Caminabas… ¿Sola? ¿No deberías estar en la fiesta?-pregunto Pedro y
ella al fin lo miro a los ojos.
-Debería. Pero necesitaba salir a despejarme.- dijo ella sin ninguna
emoción y el mordió su labio inferior al mirarla ahí, al imaginarla caminando
sola por las calles.
-Algo pudo pasarte, no vuelvas a hacerlo.- pidió el con voz tierna
acariciando dulcemente sus labios más rojos de lo normal, y estaban congelados.
-No me toques.- dijo ella alejándose de él.- me voy.
Entonces Pedro estuvo seguro de que algo extraño le pasaba.
-¿Espera… ¿Qué pasa?- pregunto el mirándola a los ojos y ella siguió
caminando de vuelta a la fiesta con Zac.
-¿Qué pasa? Muchas cosas Pedro.- dijo ella intentando evitarlo.- regresa
a tu fiesta.
-Estaba por irme, me aburría.- dijo Pedro y ella se detuvo y lo miro.
-¿Te aburrías? ¿Desde cuándo?- pregunto ella y Pedro sonrío.
-Desde… bueno, desde que tu vuelves a hablarme- dijo el con una sonrisa
y ella resoplo.
-Claro, no finjas más, ¡Tengo una idea! Yo les digo a tus estúpidos
amigos que estoy perdidamente enamorada de ti, que me acuesto contigo día y
noche, que eres el más grande patán y ninguna chica se resiste a ti. Entonces tú
ganas la apuesta y me dejas en paz, mientras finjo desamor.- sugirió ella,
siempre había sido directa con él, algo de lo que él se había enamorado…
-¡Espera! ¿De qué apuesta hablas?- pregunto el extrañado y ella lo miro
molesta.
-De tu apuesta con tus amigos, ¡Tus mentira! Tú realmente no quieres que
volvamos a empezar, quieres demostrar que eres el mejor.- dijo ella y Pedro comenzó
a reír, Cínico.
-Enserio eres un maldito estúpido.- le dijo ella intentando alejarse y
el la detuvo, tomándola de la mano.- de acuerdo Alfonso, o me sueltas o te dejo
estéril aquí y ahora.
Pedro sonrío ampliamente y entonces la tomo de la cintura y la pego a él.
-Sigues siendo la misma, la misma chica que amenaza con dejarme estéril
cuando la fastidio.- dijo él y ella resoplo. Como se atrevía a hablarle como
sin nada.
-Suéltame.- dijo ella, pero él la pego más a su cuerpo y sintió su calor
desprendido de su cuerpo.
-¿Quién te dijo de la apuesta?- pregunto Pedro y ella resoplo. Así que
ni siquiera lo negaba.
-¡Nataly! ¿Quién más?- dijo ella con suma obviedad y el sonrío.
-Bueno, ¿Y tú le creíste? Enserio Paula, ¿Justamente le crees a ella?
solo busca un motivo para fastidiarte.-le dijo Pedro y ella lo dudo un momento.
-¿Por qué no habría de hacerlo? Es tu especialidad.
Pedro hizo una mueca de dolor, le dolía saber que la había herido tantas
veces, justamente a ella, la única chica que amaba.
-Créeme, solo créeme cuando te digo que no existe ninguna apuesta.
Enserio quiero que volvamos a conocernos, como estamos haciéndolo.- comento él
y ella resoplo.
-En primera deja de violarme con las manos.- dijo ella y Pedro noto que
sus manos pasaban por toda la espalda de la chica y la soltó- y en segundo… si
esto es una apuesta, considérate estéril -
Pedro rio ante eso y ella también sonrío, y luego suspiro aliviada, de saber que ese Pedro despreocupado como siempre, seguía ahí.
Pedro rio ante eso y ella también sonrío, y luego suspiro aliviada, de saber que ese Pedro despreocupado como siempre, seguía ahí.
-Perfecto, ahora, ¿Te importaría si te acompaño hasta casa de tu amigo?-
pregunto Pedro y ella se encogió de hombros.
-Claro, puedes hacerlo.- acepto ella y Pedro le sonrío, iban caminando,
y moría por tomar su mano, entonces se percató de que ella estaba muriendo de
frio. Pedro se quitó su chamarra y se la puso a ella.
-Tú y tu costumbre de no usar suéter.- le dijo Pedro y ella sonrío al
notar lo mucho que la conocía y sabía que ella odiaba usar suéter.
-Es para robarte tus chamarras las quiero todas conmigo.- dijo ella y el
sonrío.
-Bueno, ya llevas dos.- dijo el, y ambos sonrieron al recordar que él le
había regalado una de sus chamarras cuando eran novios.
-Descuida, te la devolveré. Pero la otra no.- dijo ella con rotundidad y
el sonrío y paso un mechos del cabello de Paula detrás de su oído.
-Descuida, puedes quedarte las que quieras.- le dijo el con una sonrisa
y ella mordió su labio inferior.
-Que sexy soy ¡Con un vestido, tacones, maquillada y una chamarra de
hombre!- dijo ella sarcásticamente y Pedro la miro, y si, se veía completamente
sexy.
-Quizá bromeas, pero enserio te ves sexy.- dijo Pedro y ella se rio
incrédula.
-Solo quieres quedar bien. Convenenciero de lo peor.- le dijo ella y Pedro
se rio.
-¡Lo juro!- se excusó él y ella se rio únicamente mientras caminaban a
casa de Zac.- ¿Y qué tal la fiesta?
-Bueno, supongo que para todos es genial, para mi sin embargo… solo me sentía
aplastada por los borrachos.- dijo ella y Pedro sonrío.
-Entiendo, así me siento siempre.- bromeo y ella le dio un ligero golpe
con su hombro.
-Mentiroso.- dijo ella con una sonrisa.
Cuando menos se dieron cuenta, ya habían llegado a casa de Zac, nadie
les prestaba atención, completamente entrados en sus temas de conversación, en
sus ligues o en el alcohol.
-Supongo que nos vemos mañana.
-Mañana es sábado.- le recordó ella y el sonrió.
-Exacto, lo que significa que te veré para enseñarte a jugar futbol.- le
dijo él y ella lo recordó, entonces sonrió.
-Entonces te veré en mi casa.- dijo ella y el sonrió, justo estaba a
punto de irse, cuando vio a un chico abrazar a Paula y se volteó para mirarlo.
Era Zac.
-¡Pau! Te perdiste, y te busque y te busque. Te llame y no contestas.-
dijo Zac y ella saco su celular. Si, llamadas perdidas.
-Demonios lo siento.- dijo ella y entonces noto el estado de su amigo.-
estas borrachísimo Zac, eres un caos.- dijo ella quejándose
-Oh lo siento. Es culpa de Drake y Amber.- aseguro Zac y Pau sonrió.
-Bueno, ya que mis amigos están cayéndose de borrachos, yo me voy. Te veré
el lunes Zacky, cuídate.- dijo ella besando su mejilla y el sonrió, con mirada
perdida.
-Espera… ¿En qué te vas? Llegaste con Amber y Drake…
-Descuida, tomare un taxi.- dijo ella.
-No nada de Taxis, vamos, yo te llevare.- dijo Pedro, quien Pau no había
notado que seguía ahí, esperando a ver que ella estuviera bien.
-¿Seguro?- pregunto con una sonrisa.
-Claro.- asintió el sonriéndole.
-Entonces, Zac, nos vemos, mañana espero tu llamada… borracho de
primera.- se quejó ella y su amigo sonrió y beso su mejilla.
-Adiós guapa.- le dijo y Pedro sentía esos malditos celos dentro de él y
no sabía cómo quitarlos.
Debería partirle la cara al imbécil de Zac, pero Paula lo quería tanto…
-Vamos.- dijo Pau- ¿De nuevo a la fiesta de tus patanes amigos?
-¡Así es! por el auto.- dijo el con una sonrisa, ella rio y fueron
caminando de vuelta, agradecían que estuviera cerca.
Fueron todo el camino platicando y riendo, haciéndose bromas como
siempre y el la molestaba más que de costumbre o ella a él, y amaban eso, les
recordaba a su antigua amistad de odio y amor.
Cuando iban en el auto, ninguno de los dos dejaba de sonreír ante cada
comentario que hacían, porque les gustaba estar juntos.
Llegaron a casa de Paula, ella bajo del auto y el la acompaño hasta que
ella abrió la puerta, entonces la miro con una sonrisa de amor total.
-Bueno, muchísimas gracias.- dijo ella y entonces recordó la chamarra y
se la quitó.
-Puedes quedártela.- dijo el con sinceridad y ella se rio y se la devolvió.
-¡Oh no! Ya tengo una, no es necesario dejarte sin chamarras, gracias
por prestármela.- dijo ella sonriendo y el suspiro.
-Gracias por pasar parte de la noche conmigo, fue más divertido que
estar en la fiesta.- aseguro él y levanto su mano hasta apoyarla en la mejilla
de Paula.
-Bueno… sí fue bueno estar juntos.- acepto ella y Pedro sonrió, se sentía
torpe, nervioso…
Puso ambas manos en sus mejillas y se inclinó hacia ella, tenía que
besarla, aunque fuera un simple roce de labios. Ella no se movió, esperando
sentir los labios de Pedro sobre los de ella una vez más, pero entonces el
frunció el ceño y se detuvo.
-¡Oh demonios! ¡Paula! ¿Estuviste tomando?- pregunto el al sentir su
aliento.
-Un poco.- dijo ella con una sonrisa, el gruño y dio una paso atrás.
-Eso está pésimo.- le dijo él.
-¿Qué? ¡Oh no! ¿Ahora te molestas porque yo haya tomado? Tú eres un
borracho amigo.- le dijo ella y Pedro resoplo.
-Bueno, pero no hablamos de mí, ¡No debes tomar! ¡Tú no!- dijo Pedro y
ella lo miro molesta.
-Y aquí viene el Pedro que tanto me fastidia demonios… enserio, no sé cómo
no podemos durar sin pelear.
-¡Esta vez no es mi culpa! ¡Tú tomaste!
-¿Y a ti que más te da? Si tu tomas está bien, pero si yo tomo está mal ¿Eso
a que nos lleva?- pregunto ella.
-No quiero que te dañes, que nada te dañe.- dijo el con sinceridad y
ella casi sonrió, ¡Pero demonios! Estaba molesta.
-Es mi vida. Si quiero drogarme, también sería mi vida.- dijo ella.
-Que buena forma de solucionar las cosas.- dijo Pedro con sarcasmo.
-Ya vete Pedro, no fastidies. Eres un completo patán.- dijo ella y el
resoplo.
-Adiós Paula, sigue así, arruinando tu vida.- dijo él y ella se rio.
-Que dramático, casi suenas como Alice, solo que ella es genial y tu no.
—dijo ella con una sonrisa.
-Que graciosa.- dijo el con una sonrisa, ella resoplo cuando lo vio yendo
a su auto y subir, para luego giñarle un ojo y ella se rio.
¿Nunca podrían poder pasar un día sin terminar peleando?
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Sigue →
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