Capítulo seis. –Let me die.
"Quizás sea invisible, y otra basura más para la sociedad, pero tengo
corazón."
La semana pasó pero, los cortes, golpes e insultos seguían. Sandy no se
detendría nunca, y lo único que le importaba era ver mal a Paula. Disfrutaba
eso como cualquier persona disfruta de estar rodeada de esa persona que ama
tanto… Emma todas las veces, defendió a Paula de la mejor manera, apenas se
conocían, y ella le ayudaba en todo.
Emma tenía una personalidad muy fuerte, y era realmente muy hermosa así
que, nadie le diría nada. Una que otra vez, ella dejaba sin habla a Sandy con
sus palabras, Paula se había encariñado de su persona, desearía ser así.
Paula tenía su cabeza colgando desde la cama mientras que veía a Emma
alistarse. Había una fiesta, y la rubia iba a ir, Paula se quedaría en su casa…
leyendo un libro o algo.
Su pelo rubio y largo caía por su espalda con bucles en las puntas.
Tenía un vestido negro que le remarcaba su cintura, y unos zapatos del mismo
color que eran de Paula.
— ¿En serio nunca usaste estos zapatos? —Dijo dándose media vuelta,
señalándolos.
Paula negó con la cabeza, y se dio media vuelta recostándose en sus
codos.
— ¿Por qué? —Arqueó una ceja.
—No voy a fiestas… No me gusta, Em.
Se paró de la cama, y caminó hacia su ropero.
Tenía cientos de vestidos, zapatos, y carteras para esas fiestas que
suelen asistir los adolescentes… normales. Al abrirlo completamente, la boca de
Emma cayó hacia abajo. Dejó los maquillajes sobre el escritorio, y con pequeños
saltitos se dirigió al mismo.
Se tiró encima, y los abrazó.
Paula soltó una carcajada.
La rubia tomó dos vestidos en sus manos, y los miró, luego… sonrió.
— ¡¿En serio?! ¿Tienes a esta belleza y no la sacas a pasear? —Arqueó
una ceja, y suspiró.
—Quédatelos, no los quiero.
—No, señorita… ¡Usted debe usarlos! —Le tiró el plateado con un hombro
descubierto en la cara.
— ¿Por qué tienes tantos si no los usas?
Paula hizo un puchero, y le sonrió, se acordó de que su madre amaba ir
de compras, y antes que lo hiciera, le compró un montón de vestidos para salir
a todas esas fiestas pero… Nadie sabía que la vida de Paula sería de esa
manera. No quería ir a esos lugares porque tenía miedo de que se le rieran en
la cara.
—Acompáñame.
—No iré. La gente se reirá de mí, Emma. —Se tiró a la cama de nuevo.
Emma suspiró totalmente agotada. Su paciencia lentamente iba dejando su
cuerpo, su mente y todo. Llevaría a esa chica a la fiesta si o si, no podría
dejarla ahí… Además, Emma quería que Paula empezara a tomar conciencia de que
no importa lo que digan los demás.
— ¿Por qué piensas que lo harán? No te conocen, son amigos de mi amiga
de otro Instituto.
—No importa, no soy linda como para ir a una fiesta llena de chicos. No
entro en esos vestidos.
— ¡Paula! Es tu talla, ¡Vamos, cámbiate!
Ella negó con la cabeza, no podría vestirse con eso.
Sus brazos seguían llenos de marcas por todas las noches en las que se
desquitó con ella misma, pero, además… Se sentía insegura.
Una que otra vez, se los probaba y cuando se miraba al espejo, sentía
que si alguna vez saldría a la calle ahí, se moriría… Se mataría.
—No puedo. —Susurró, y se le cortó la voz.
— ¿Por qué? ¿Qué te incomoda?
No podía decirlo.
Una lágrima cayó por su mejilla, se llevó una mano, y la limpió con la
palma de esta.
Se levantó la remera por las mangas, y le mostró sus brazos sin mirarla.
Escuchó su suspiro, y dejó caer sus brazos a sus costados.
—Paula…
—Si vas a decirme que estoy loca, dilo. Si quieres irte ahora por esa
puerta porque piensas que soy una estúpida, pues vete… Ya lo sé.
{…}
Emma no fue a la fiesta, y se quedó con Paula toda la noche.
Miraron películas, y rieron con todas las ocurrencias de los actores.
Se acabaron dos botes de palomitas de maíz, y una pizza que pidieron a
media noche que la trajo un chico con el cual Emma coqueteó para no darle
propina, este con la baba en la cara solo le pidió su número, y ella inventó
uno.
Paula se olvidó de ir a comprar su nuevo celular, su padre le dijo que
debía tener más cuidado por la calle.
« Debería tener más cuidado con la vida en sí. »
Ese fue pensamiento en el momento pero, en vez de hablar. Solo asintió,
y sonrió.
Cuando la película terminó, ambas se secaron las lágrimas de la risa.
Paula empezó a tranquilarse. Su respiración se volvió normal, y sacó las
piernas, que estaban arriba de las de Emma, apoyándolas en el piso.
—Gracias.
Emma frunció el ceño, e hizo una mueca con la boca.
—Por quedarte conmigo…
—Apenas te conozco pero, vales más que esa fiesta… Sabes eso, ¿no?
—Sonrió, y se acomodó el cabello. —Sé lo que se siente no sentirse conforme con
tu cuerpo, ¿crees que esto se logró por arte de magia? Antes tenía unos kilos
de más, y me decían cosas feas que no quiero recordar… Y hubiera deseado tener
a alguien ahí para mí… —Se mordió el labio. —El punto es que… No importa lo que
ellos digan, ahora lo veo mejor. —Entrecerró los ojos y sonrió. —Toda la gente
que te insulta, lo hace sólo porque no se sienten bien con ellos mismos, no
valen la pena… Y lo que realmente importante es cuán grande tienes el corazón…
Y Paula, tú, además de ser hermosa, eres una gran persona. —Le miró de lado, y
sus ojos se nublaron.
Paula le miraba detenidamente, sentía que lo que le decía era todo una
mentira pero, al ver sus ojos, y su sonrisa, supo que no.
Tenía a alguien, tenía a una persona para ayudarla.
Una lágrima bajó por su mejilla.
Se unieron en un abrazo cariñoso hasta que Emma abrió la boca.
—Dime, Paula… ¿Pedro te confesó que te quería o algo por el estilo?
Ella se atragantó con la bebida que tenía, y empezó a toser.
Cuando recupero la respiración, y estaba bien, respondió totalmente
aturdida.
— ¿Hablas en serio? —Arqueó su ceja.
—Veo la forma en la que te mira, te observa todas las clases… —Sus
labios se juntaron formando una línea fina.
—Lo hace para ver cuándo puede decirme algo para ponerme mal, Em.
— ¡Eso es mentira! —Le exclamó. —Si te mira es porque le llamas la
atención.
Paula soltó una carcajada sonora, y negó con la cabeza al compás de
esto.
Sintieron una ventana golpearse contra la pared. Ambas se asustaron, y
corrieron para la habitación de Paula, que fue donde se escuchó el ruido.
Al entrar, se encontraron con Pedro y su mirada se posó en la rubia, Paula
se escondió detrás de ella, y cuando escuchó la voz de Pedro, salió corriendo
de ahí, escondiéndose en el baño. Emma entró a la habitación y cerró la puerta.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
—Me mandó Sandy. —Respondió sin vacilar, y miró hacia toda la
habitación.
—Vete, ahora.
— ¿Está Paula en la casa?
—No, se fue a buscar algo a la casa de los vecinos. —Mintió.
Pedro caminó hacia ella, y la tomó del cuello.
Trataba de seducirla.
—No vas a seducirme, niño. —Le pegó en el hombro, y se separó de él.
—Dile a Paula que, el lunes algo malo le pasará, y será mejor que la
rubia hueca, o sea tú —Le señaló—, no se involucre. ¿Vale? -Dijo esto, y se dio
media vuelta saliendo de la habitación por la ventana.
Paula escuchaba todo desde la puerta, tenía la oreja apoyada contra la
misma. Su corazón se paró, y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.
Su respiración empezó a ser irregular, se tiró al piso, y se quedó
contra un rincón.
Tenía miedo.
Tuvo un pensamiento como que… no saldría exactamente bien de la escuela.
Se imaginó ambulancias, y policías rodeando la escuela intentando saber quién
lastimó a la Estudiante « Paula Chaves»
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Siento haber demorado en subir, mañana puede que subida, pero no es muy seguro.
Espero que les haya gustado, comente aca o en mi Tw @LoveClariego
¡Buenas Noches!
Aiii nooo, me muero!! Buenísimo cap! Espero ansiosa el prox, bsoos @GraciasxTodoPYP
ResponderEliminarmuy lindo el cap,amo esta historia aunque sea triste
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