CAPITULO 7
Pedro sabía que debería volver a su casa, pero la estaba pasando demasiado bien, había ido solo unas horas a su casa, hizo los deberes rápidamente y luego había quedado con unos amigos de la universidad, había estado platicando con ellos y eran geniales. Además eran parte del equipo de Futbol, debía comenzar a conocerlos.
Lo habían invitado a una fiesta y el acepto ir, ya era tiempo de recuperar toda esa diversión que había perdido, se fue con ellos y después de que anduvieron en el carro de un chico escuchando música y comenzaron a tomar, se metieron a un bar, la música era buena, había buenas chicas y Pedro solo intentaba pensar que él tenía una novia a la que amaba, así que únicamente se dedicó a tomar unas cuantas copas y divertirse, reían mucho y la pasaban genial.
Pedro sabía que debería volver a su casa, pero la estaba pasando demasiado bien, había ido solo unas horas a su casa, hizo los deberes rápidamente y luego había quedado con unos amigos de la universidad, había estado platicando con ellos y eran geniales. Además eran parte del equipo de Futbol, debía comenzar a conocerlos.
Lo habían invitado a una fiesta y el acepto ir, ya era tiempo de recuperar toda esa diversión que había perdido, se fue con ellos y después de que anduvieron en el carro de un chico escuchando música y comenzaron a tomar, se metieron a un bar, la música era buena, había buenas chicas y Pedro solo intentaba pensar que él tenía una novia a la que amaba, así que únicamente se dedicó a tomar unas cuantas copas y divertirse, reían mucho y la pasaban genial.
-Hola, ¿Puedo sentarme?- pregunto una chica al ver a Pedro sentado en la
barra, cuando sus amigos se habían parado a bailar con unas chicas y él sabía
que debía ser fiel a su novia.
-Claro.- le dijo con cortesía, aunque estaba un poco alcoholizado ya.
-¿Cómo te llamas?- pregunto la chica con una insinuante sonrisa, traía
un vestido más corto d lo que lo usa una prostituta barata, un gran escote que
no dejaba nada a la imaginación y además más maquillada que un payaso.
-Pedro, ¿Y tú?- pregunto dando otro trago.
-Nataly, soy tu compañera en la escuela, no creo que te hayas dado
cuenta, pero que casualidad encontrarnos hoy aquí.- le dijo ella acercándose
más a él y acariciando su cuello, el únicamente e alejo de ella.
-Si bueno… ¿Sabes? Debo irme.- le dijo Pedro
-¡Espera! Solo quería platicar un poco contigo.- le dijo ella fingiendo
tristeza, el resoplo y se volvió a sentar.- Me dijeron que desafiaste a Austin
Pedro sonrió, ¿Acaso todos lo sabían? ¿Y porque temían tanto a ese
idiota?
-Sí, así es. Pero no tiene importancia.- dijo Pedro con modestia.
-Él es mi ex novio, me terminó hace 1 mes por otra.- dijo la chica
fingiendo estar dolida, pero era más puta que nada.-Oh… lo siento mucho.- dijo
Pedro si saber que más decir. Casi nunca tenía relación con las chicas.-pero tu
podrías… ayudarme a superarlo.- dijo ella acercándose terriblemente a él, quien
se alejó inmediatamente.
-Tengo novia, y la amo.- dijo el con rotundidad.- y si no te importa, me
voy.
Nataly lo miro incrédula, a ella nadie la rechazaba, y si tenía que
deshacerse de su noviecita, eso haría.
Entonces Pedro se alejó de ahí, se despidió de sus amigos y pidió un
taxi, ya que había dejado su carro en su casa para ir con sus amigos.
Pedro llego a su casa, entro y subió a su habitación, se sentía
ligeramente mareado a causa del alcohol que había en su organismo, y alteraba
un poco su sistema, abrió la puerta y entro, ahí estaba Paula sentada, viendo
una película en la televisión, tenía el celular en la mano y mordía su labio
inferior con nerviosismo, entonces lo vio entrar, apago la tele y se puso de
pie.
-Hola guapa.- le dijo Pedro acercándose a ella y tomándola por la
cintura, pero ella se alejó de él, tomo un cojín y se lo aventó contra la cara,
luego otro y otro, y el solo recibía los golpes ya que no tenía reflejos en ese
momento para esquivarlos.
-Eres un maldito, cerdo y asqueroso inconsciente.- le grito ella.
-¿Qué? ¿Amor que pasa?- pregunto el extrañado.
-¿Qué pasa? Me preguntas ¿Qué pasa? Mira Pedro, ¿Sabes qué hora es? ¡Es
la 1 de la madrugada! ¡Y tú acabas de llegar!
-Ay por favor! no puedes enojarte por eso.- le dijo el sin creerlo.
-¡Pues entonces mírame! ¿Me veo feliz? ¡Eres un idiota de los peor!
Llego y no estas, ¡Te comencé a llamar y tú no contestas! ¡Tu celular solo
suena y suena! ¡Eres un asco!- le dijo ella.
-¿Estas enojada o preocupada?- pregunto él.
-¡Enojada! ¡Porque me tenías muriendo del pendiente! ¡Creí que algo te había
pasado y no te dignas a contestar el maldito celular! ¡Ahora duérmete!- le dijo
ella señalando la cama, el sonrió, se acercó a ella e intento besarla, pero lo
detuvo.
-¿Qué?
-¡Apestas a alcohol, tienes los ojos rojos, tu cerebro no funciona bien,
¿Desde cuando eres un borracho eh?- pregunto ella.
-Desde que decidí aprender a divertirme.- dijo él y ella se rio
irónicamente.
-¡Ah claro! ¡A divertirse! Imbécil- le dijo ella alejándose.- duérmete
ya.
-¡Oye ya basta! No eres quien para prohibirme cosas, ¿Tú te fuiste con
tu noviecito no? Con Zac, así que no reclames.- le dijo él y ella lo empujo.
-Yo no puedo contigo.- le dijo ella y salió de la habitación, bajo a la
sala y se sentó ahí, sentía que sus lágrimas amenazaban con salir, pero debía
resistir, debía ser fuerte, solo era coraje, mucho coraje.
Pedro se debatía entre bajar y disculparse con ella o hacer caso a su
orgullo y únicamente ignorarla, pero cuando iba a acostarse, se dio cuenta de
que no podía hacer eso, dejar que su relación se arruinara, entonces bajo a la
sala y la vio en el sillón acostada, se acercó a ella, quien levanto la mirada
hacia él y giro después su cabeza.
-Mi amor… mi vida perdóname, no quise preocuparte, tampoco quiero que estés
molesta, ¿Perdón si? y también por lo que dije de Zac, eso no tenía nada que
ver.- le dijo Pedro y tomo su rostro entre sus manos, haciendo que lo mirara.
-Es que tu… oh demonios, perdóname también.- dijo ella abrazándolo
fuertemente, él la envolvió en sus brazos y luego comenzó a repartir besos por
su rostro.
-Te amo mi niña mimada, y no quiero perderte.- le dijo Pedro y ella sonrió
y asintió.
-Te amo engreído, y no me vas a perder.- le dijo ella y ambos rieron.
Luego unieron sus labios y comenzaron a besarse dulcemente, moviéndolos
al mismo compas y sentían como su pecho y su respiración se agitaban, porque se
besaban con más amor del que era posible.
-Vamos a dormir.- dijo ella una vez que terminaron de besarse.
-Vamos.- respondió el, cargándola en sus brazos.
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Sigue →
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