Toda novela que es publicada en este blog son adaptaciones, nada me pertenece.
María

jueves, 16 de enero de 2014

Novela Marry Me - Capitulo 20 - {MARATÓN 6/7}


“Despedida de soltero” II – 17 Años


La música sonaba hasta destirparme los oídos, había varios escenarios individuales con caños y bailarinas por todos lados, eran exuberantes y estaban tan tapadas en maquillaje que eran irreconocibles.

No fue difícil encontrar a Pedro, ebrio hasta más no poder saltaba al lado de Nicolas quien bailaba en un caño para su espectáculo personal. Era mejor que Nicolas le bailara a que lo hiciera otra. Pero estaban demasiado cerca y eso me ponía nerviosa.

Xabiani estaba tirándole billetes a una chica que servía las cervezas, que se notaba a leguas que no era parte del show, aunque eso no parecía importarle, ya que seguía desparramando dinero. Pablo bebía y bebía un vaso tras otro y Ruggero miraba todo con la cara adolorida. Él no podía beber, así que era obvio que estaba sobrio y se daba cuenta de las obscenidades que sucedían a su alrededor.

Me acerqué a ellos con paso seguro y apresurado, tenía que mostrarme seria para que Pedro me hiciera caso.

Sin embargo, en el preciso momento en que estuve lo suficientemente cerca para agarrarlo del brazo y tirarlo para que dejara de hacer el ridículo, ocurrió lo más inexplicable y raro que haya visto o imaginado en mi vida.

Nicolas besó a Pedro. Y Pedro besó a Nicolas. Ambos se besaron.

Fue algo simple, casi un desliz por error, pero no pude evitar abrir los ojos y quedarme estática mirando la escena.

Debían estar muy, pero muy ebrios para besarse. Y se me ocurrió una brillante idea: las fotografías duraban para siempre.

Saqué mi celular y les tomé una adorable foto de su romance de una noche, se volvería loco mañana cuando se la mostrara.

Ruggero también lo miró y tenía la misma expresión que yo, diría que incluso más asustado. Se percató en mi presencia y se levantó hasta quedar a mi lado.

—Por favor, dime que vienes para llevarme lejos de este lugar —me gritó encima de la música.

Le guiñé el ojo como un gesto para que se tranquilizara y confiara en mí.

Si quería sacar a Pedro de allí, tendría que ponerme a trabajar de inmediato.

Me subí a la plataforma donde Nico y Pedro bailaban -ya habían dejado de besarse, pero seguían muy juntos - y me puse al medio de los dos. Pedro perdió el equilibrio al verme y cayó de espaldas al suelo, pero se puso de pie enseguida como si nunca se hubiese golpeado y se refregó los ojos repetidas veces mirándome.

—Hola, cariño ¿no te alegras de verme? —le dije cargada de sarcasmo.

— ¡Paula, ¿qué haces aquí?! —gritó aún sin poderlo creer.

— ¡Te vine a buscar, nos vamos ahora antes de que termines acostándote con Nicolas!

— ¿Irme? La fiesta recién empieza, ven, baila conmigo —intentó sujetarme de la cintura, pero le di un empujón y cayó otra vez al suelo, sin embargo, esta vez no se puso de pie y que quedó allí. Se durmió tan rápido como cayó.

Con la ayuda de Ruggerp sacamos a los chicos y los acomodamos en el auto. Procuré dejar bien separado a Nico de Pedro, ojos Marrones seguía dormido, pero Nicolas no y parecía que tenía energía para toda la noche.

Ruggero se fue de copiloto y me dijo que fue idea de Nicolas hacer una despedida de solteros. Mataría a Nico cuando estuviera sobrio.

Le dije que Rugge que podía quedarse en mi casa, pero insistió en volver a la suya, así que le presté el auto en cuanto llegamos para que pudiera irse. Me despedí de él y le recordé que él sería el padrino de bodas junto con Fatima, dijo que no había problemas, que ya lo sabía y que no podría olvidarlo.

Xabiani como padrino de bodas era una historia un poco confusa. Hace dos meses, Fatima me había pedido ser la madrina, y como era mi prima le dije que sí. El problema era el padrino, ya que Fatima no quería estar con Xabiani porque la haría reír sin parar en medio de la ceremonia, Abi se pondría celosa si lo era Facu y Nico estaba descartado

simplemente por ser Nicolas - y porque se pondrían a discutir por cualquier cosa - Pablo recién se estaba adaptando a nosotros, además iría con Zai a la boda, así que el único que quedaba era Rugge, y cuando se lo dije a Fatima se negó rotundamente.

No le vi nada malo a Ruggero, no pelearía ni la haría reír y nadie se pondría celosa, pero Fatima seguía negándose, hasta que Pedro me dijo que tal vez a Fatima le gustaba Ruggero y la ponía nerviosa ir con él.

Aún no se lo preguntaba, pero era una posibilidad. Y si yo había terminado enamorada de Pedro después de ocho años, ¿por qué ella no de Ruggero?

Ruggero me ayudó a bajar a los chicos y después se marchó.

Mis amigas seguirían en mi habitación viendo películas o desordenando todo lo que encontraran. Dejé a Xabiani y a Nico en el cuarto de huéspedes y ni siquiera me animé en limpiarlos o quitarles la ropa para que estuvieran más cómodos. Quería ver la cara con la que despertarían mañana. Y por supuesto, la resaca.

Pedro fue otra cosa. A él le puse el pijama y lo arrope, estaba medio inconsciente cuando lo llevé a su cuarto, pero me pidió que por favor durmiera con él. Apestaba a alcohol y seguro intentaría algo en medio de la noche, sin mencionar que seguía algo conmocionada por verlo besar a Nicolas, pero accedí a su petición por cariño. Era mi última noche como soltera y tal vez debí haberla pasado sola en mi habitación para añorar la soledad y la independencia, pero preferí pasarlo con un Pedro ebrio por una simple razón.

— Pedro … —le susurré al oído cuando me acosté a su lado. Él se removió un poco y roncó. Creí que se había dormido, pero carraspeó y murmuró algo.

—Dime, Pau—dijo arrastrando las palabras.

—Yo no fe gamo —le dije. Eso lo hizo despertar de inmediato y mirarme con los ojos desorbitados, pero seguros.

—Pero tu dijiste que… que… —balbuceó.

Le sonreí y lo besé con cuidado, no me causó asco su estado, besar a Pedro siempre era mágico.

—Ya sé lo que dije, pero te quiero aclarar que ya no fe gamo, sino que Te Amo —y eso pareció calmarlo, porque susurró algo como un “yo también” y por fin se durmió profundamente.

Yo no lo pude hacer hasta bien entrada la madrugada, en una cuantas horas más estaría casándome con el chico que tenía a mi lado y me ponía a pensar en todo lo que pasé durante ochos años, desde que lo vi llegar hasta el día que me dijo por primera vez que me amaba.

Me dormí con un solo pensamiento, que era afortunada de tener a Pedro y que lo sería mucho más cuando se convirtiera en mi esposo.

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